De las pocas cosas medianamente interesantes que he leído en los comentarios de El Universal. Ahí les va.
Un maestro Zen y su discípulo estaban peregrinando por campos y bosques, cuando encontraron una cabaña muy pobre. En ella vivía una familia conformada por un hombre su mujer y cuatro hijos. Les pidieron alojamiento y alimento, a lo que los campesinos respondieron afirmativamente.
De muy buen gusto, a pesar de su pobreza, compartirían lo poco que tenían. Durante la cena el maestro preguntó de que vivían: El hombre le explicó que tenían una vaca, de la cual sacaban la leche diaria y un poco más que cambiaban con otros campesinos por algunos alimentos. Con lo que sobraba hacían queso y poco más. Eso les permitía ir sobreviviendo a duras penas.
Al otro día, los viajeros se levantaron antes que nadie para seguir su camino, entonces el discípulo le dice al maestro:
– Maestro, que buena gente, compartieron con nosotros lo poco que tenían. Y que pobres son. ¡Como me gustaría ayudarlos!. ¿No podemos hacer nada por ellos?.
El maestro, sin pensarlo, le dijo:
- Quieres ayudarlos?, ve y empuja la vaca por el barranco.
- Pero, maestro, ¡es su única fuente de alimentos!
- ¡No discutas y haz lo que te digo!
El discípulo pensó que el maestro había enloquecido, pero no tenía más remedio que obedecer, y así lo hizo.
Un año mas tarde, el discípulo volvió a pasar solo por la región, y lleno de remordimiento y curiosidad pasó por la casa. Al acercarse, la vio mucho más arreglada, e incluso vio mucho terreno sembrado que no lo estaba en la visita anterior. Pensó que quizá la familia sucumbió a su pobreza y otra con más posibilidades se había instalado en su lugar.
Al verlo llegar, el campesino se acercó reconociéndolo y le dijo:
- Bienvenido, ¡cuanto me alegro de verle! ¡Ustedes nos trajeron suerte! El día que se fueron se nos cayó la vaca por el barranco.
Al principio nos desesperamos pensando que íbamos a morir de hambre y lo primero que hice fue vender la carne. Con lo poco que nos dieron, compré unas semillas y me puse a sembrar para tener algo que comer los siguientes meses, pero la cosecha fue buena y pudimos vender algo en el mercado con lo que compré un par de ovejas.
A raíz de eso, mi esposa comenzó a tejer algunas prendas de lana que vende en el mercado y le va muy bien, y mi hijo mayor aprendió a trabajar la madera del bosque y hace muebles para toda la comarca.
También hemos podido comprar la casa que no era nuestra y estamos pensando en comprar mas terrenos para sembrar.
Moraleja: ¿Cuando vas a tirar tu vaca por el barranco?
Sólo hay un problema técnico, una vaca no da la leche suficiente como para consumir, comerciar y hacer quedo. Para un kilo de queso es necesario por lo menos 10 litros de leche, eso en condiciones lo más ideales posible, si es una vaca que pasta seguramente será poca leche y con poca grasa, peor aún. Lo demás está chida tu narración jajajaja
ResponderEliminarLo que pasa es que ésta era una vaca de a de veras. No de esas genéricas intercambiables o "vacas del Dr Simi" que se dan en Tecámac. Ejem, ejem :> ...
ResponderEliminarJajajajaja, eso es muy probable también :S
ResponderEliminarVacas simi?? lol!!
ResponderEliminarPues está muy buena la moraleja. Sin duda quedaría para los Ni-ni.
Saludos
Holas!!
ResponderEliminarSigues vivo en el blog!!
yo ya voy a resusitar el mio jejeje
por aqui nos andaremos vivitando eh!!
ay... no me habia dado cuenta que tenias que aprovar mi comentario ¬¬.. xD
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